XXI Domingo Tiempo Ordinario
Primera Lectura
Jeremías 20,7-9
Lectura del libro del profeta Jeremías,
Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir;
fuiste más fuerte que yo y me venciste.
He sido el hazmerreír de todos; día tras día se burlan de mí. Desde que comencé a hablar,
he tenido que anunciar a gritos violencia y destrucción. Por anunciar la palabra del Señor,
me he convertido en objeto de oprobio y de burla todo el día. He llegado a decirme:
"Ya no me acordaré del Señor ni hablaré más en su nombre". Pero había en mí como un fuego ardiente,
encerrado en mis huesos;
yo me esforzaba por contenerlo y no podía.
Segunda Lectura
Romanos 12,1.-2
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos,
Hermanos:
Por la misericordia que Dios les ha manifestado,
los exhorto a que se ofrezcan ustedes mismos
como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios,
porque en esto consiste el verdadero culto.
No se dejen transformar por los criterios de este mundo, sino dejen que una nueva manera de pensar
los transforme internamente,
para que sepan distinguir cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
Evangelio
Mateo 16,21-27
Lectura del santo Evangelio según san Mateo,
En aquel tiempo,
comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos
que tenía que ir a Jerusalén
para padecer allí mucho de parte de los ancianos,
de los sumos sacerdotes y de los escribas;
que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole:
"No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti". Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo:
"¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme
tropezar en mi camino,
porque tu modo de pensar no es el de Dios,
sino el de los hombres!"
Luego Jesús dijo a sus discípulos:
"El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo,
que tome su cruz y me siga.
Pues el que quiera salvar su vida, la perderá;
pero el que pierda su vida por mí, la encontrará.
¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? iY qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre ha de venir
rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles,
y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras".
Primera Lectura
Jeremías 20,7-9
Lectura del libro del profeta Jeremías,
Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir;
fuiste más fuerte que yo y me venciste.
He sido el hazmerreír de todos; día tras día se burlan de mí. Desde que comencé a hablar,
he tenido que anunciar a gritos violencia y destrucción. Por anunciar la palabra del Señor,
me he convertido en objeto de oprobio y de burla todo el día. He llegado a decirme:
"Ya no me acordaré del Señor ni hablaré más en su nombre". Pero había en mí como un fuego ardiente,
encerrado en mis huesos;
yo me esforzaba por contenerlo y no podía.
Segunda Lectura
Romanos 12,1.-2
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos,
Hermanos:
Por la misericordia que Dios les ha manifestado,
los exhorto a que se ofrezcan ustedes mismos
como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios,
porque en esto consiste el verdadero culto.
No se dejen transformar por los criterios de este mundo, sino dejen que una nueva manera de pensar
los transforme internamente,
para que sepan distinguir cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
Evangelio
Mateo 16,21-27
Lectura del santo Evangelio según san Mateo,
En aquel tiempo,
comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos
que tenía que ir a Jerusalén
para padecer allí mucho de parte de los ancianos,
de los sumos sacerdotes y de los escribas;
que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole:
"No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti". Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo:
"¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme
tropezar en mi camino,
porque tu modo de pensar no es el de Dios,
sino el de los hombres!"
Luego Jesús dijo a sus discípulos:
"El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo,
que tome su cruz y me siga.
Pues el que quiera salvar su vida, la perderá;
pero el que pierda su vida por mí, la encontrará.
¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? iY qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre ha de venir
rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles,
y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras".
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