viernes, 19 de septiembre de 2008

Lecturas Dominicales, 21 de septiembre de 2008

XXV Domingo Tiempo Ordinario

Primera Lectura
Isaías 55,6-9

Lectura del libro del profeta Isaías,

Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar, 
invóquenlo mientras está cerca;
que el malvado abandone su camino, y el criminal, 
sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad;
a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, 
sus caminos no son mis caminos,, dice el Señor.
Porque así como aventajan los cielos a la tierra,
así aventajan mis caminos a los de ustedes
y mis pensamientos a sus pensamientos.

Segunda Lectura
Filipenses 1,20-24.27

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses,

Hermanos:
Ya sea por mi vida, ya sea por mi muerte,
Cristo será glorificado en mí.
Porque para mí, la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si el continuar viviendo en este mundo
me permite trabajar todavía con fruto, no sabría yo qué elegir. Me hacen fuerza ambas cosas: por una parte,
el deseo de morir y estar con Cristo,
lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor;
y por la otra, el de permanecer en vida,
porque esto es necesario para el bien de ustedes.
Por lo que a ustedes toca, lleven una vida digna
del Evangelio de Cristo.

Evangelio
Mateo 20,1-16

Lectura del santo Evangelio según san Mateo,

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: 
"El Reino de los cielos es semejante a un propietario
que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. 
Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día,
los mandó a su viña..
Salió otra vez a media mañana,
vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: 
'Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré
lo que sea justo'.
Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo. 
Por último, salió también al caer la tarde
y encontró todavía otros que estaban en la plaza y les dijo: 
'¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?'
Ellos le respondieron: 'Porque nadie nos ha contratado'. 
Él les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'.
Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: 
'Llama a los trabajadores y págales su jornal,
comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros'. 
Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde
y recibieron un denario cada uno.
Cuando les llegó su turno a los primeros,
creyeron que recibirían más;
pero también ellos recibieron un denario cada uno.
Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: 
'Ésos que llegaron al último sólo trabajaron una hora,
y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, 
que soportamos el peso del día y del calor'.
Pero él respondió a uno de ellos:
'Amigo, yo no te hago ninguna injusticia.
¡Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? 
Toma, pues, lo tuyo y vete.
Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. 
¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero?
¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?' De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos".

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