viernes, 22 de agosto de 2008

Lecturas Dominicales, 24 de agosto de 2008

XXI Domingo del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Isaías 22,19-23

Lectura del libro del profeta Isaías,

Esto dice el Señor a Sebná, mayordomo de palacio:

"Te echaré de tu puesto y te destituiré de tu cargo.

Aquel mismo día llamaré a mi siervo,

a Eleacín, el hijo de Elcías;

le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda

y le traspasaré tus poderes.

Será un padre para los habitantes de Jerusalén

y para la casa de Judá.

Pondré la llave del palacio de David sobre su hombro.

Lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá. Lo fijaré como un clavo en muro firme

y será un trono de gloria para la casa de su padre".

Segunda Lectura

Romanos 11,33-36

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos,

¡Qué inmensa y rica es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué impenetrables son sus designios

e incomprensibles sus caminos!

¡Quién ha conocido jamás el pensamiento del Señor o ha llegado a ser su consejero?

¿Quién ha podido darle algo primero,

para que Dios se lo tenga que pagar?

En efecto, todo proviene de Dios,

todo ha sido hecho por él y todo está orientado hacia él. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Evangelio

Mateo 16,13-20

Lectura del santo Evangelio según san Mateo,

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región

de Cesarea de Filipo,

hizo esta pregunta a sus discípulos:

"¿ Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?"

Ellos le respondieron:

"Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas".

Luego les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Simón Pedro tomó la palabra y le dijo:

"Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".

Jesús le dijo entonces:

"¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan,

porque esto no te lo ha revelado ningún hombre,

sino mi Padre, que está en los cielos!

Y yo te digo a ti que tú eres Pedro

y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.

Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella.

Yo te daré las llaves del Reino de los cielos;

todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo,

y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo". Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie

que él era el Mesías.

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