sábado, 15 de enero de 2011

16 de enero de 2011 - Segundo Domingo del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Isaías 49, 3. 5-6

 

El Señor me dijo: "Tú eres mi siervo, Israel; en ti manifestaré mi gloria".

 

Ahora habla el Señor, el que me formó desde el seno materno, para que fuera su servidor, para hacer que Jacob volviera a él y congregar a Israel en torno suyo —tanto así me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza—. Ahora, pues, dice el Señor: "Es poco que seas mi siervo sólo para restablecer a las tribus de Jacob y reunir a los sobrevivientes de Israel; te voy a convertir en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los últimos rincones de la tierra".

 

Salmo Responsorial

Salmo 39

 

R./ Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

 

Esperé en el Señor con gran confianza, él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias. El me puso en la boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios.

 

R./ Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

 

Sacrificios y ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: "Aquí estoy".

 

R./ Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

 

En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón.

 

R./ Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

 

He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor.

 

R./ Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

 

Segunda Lectura

2 Corintios 1, 1-3

 

Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y Sóstenes, mi colaborador, saludamos a la comunidad cristiana que está en Corinto. A todos ustedes, a quienes Dios santificó en Cristo Jesús y que son su pueblo santo, así como a todos aquellos que en cualquier lugar invocan el nombre de Cristo Jesús, Señor nuestro y Señor de ellos, les deseo la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor.

 

Lectura del santo Evangelio

Juan 1, 29-34

 

En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: "Este es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo.

 

Este es aquel de quien yo he dicho: 'El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo'. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel".

 

Entonces Juan dio este testimonio: "Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: 'Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo'. Pues bien, yo lo ví y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios".

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