miércoles, 26 de junio de 2013

30 de junio de 2013

Primera Lectura
1 Reyes 19, 16.19-21
 
En aquellos tiempos, el Señor le dijo a Elías: "Unge a Eliseo, el hijo de Safat, originario de Abel-Mejolá para que sea profeta en lugar tuyo". Elías partió luego y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Delante de é1 trabajaban doce yuntas de bueyes y é1 trabajaba con la última. Elías  pasó junto a él y le echó encima su manto. Entonces Eliseo abandonó sus bueyes, corrió detrás de E1ías y le dijo: "Déjame dar a mis padres el beso de despedida y te seguiré". E1ías le contestó: "Ve y vuelve, porque bien sabes lo que ha hecho el Señor contigo''. Se fue Eliseo, se llevó los dos bueyes de la yunta, los sacrificó, asó la carne en la hoguera que hizo con la madera del arado y la repartió a su gente para que se la comieran. Luego se levantó, siguió a Elías y se puso a su servicio. Palabra de Dios.
 
Salmo Responsorial
Salmo 15
 
R. Enséñanos, Señor, el camino de la vida.
 
L. Protégeme, Dios mío pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que Tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos. /R.
 
L. Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente; Tengo siempre presente al Señor y con El a mi lado, jamás tropezaré. /R.
 
L. Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción. /R.
 
L. Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti. /R.
 
Segunda Lectura
Gálatas 5, 1. 13-18
 
Hermanos: Cristo nos ha liberado para que seamos libres. Conserven, pues, la libertad, y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud. Su vocación hermanos, es la libertad. Pero cuiden de no tomarla como pretexto para satisfacer su egoísmo; antes bien, háganse servidores los unos de los otros por amor. Porque toda la ley se resume en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pues si ustedes se muerden y devoran mutuamente, acabarán por destruirse. Los exhorto, pues, a que vivan de acuerdo con las exigencias del Espíritu; así no se dejarán arrastrar por el desorden egoísta del hombre. Este desorden está en contra del Espíritu de Dios, y el Espíritu está en contra de ese desorden. Y esta oposición es tan radical, que les impide a ustedes hacer lo que querrían hacer. Pero si los guía el Espíritu, ya no están ustedes bajo el dominio de la ley.
 
Evangelio
Lucas 9, 51-62
 
Cuando ya se acercaba el tiempo en que: tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: "Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del Cielo para que acabe con ellos?" Pero Jesús se volvió hacia ellos y les reprendió. Después se fueron a otra aldea. Mientras iban de camino, alguien le dijo a Jesús: "Te seguiré a dondequiera que vayas". Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza". A otro, Jesús le dijo: "Sígueme". Pero él le respondió: "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre". Jesús le replicó: "Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú, ve y anuncia el Reino de Dios". Otro le dijo: "Te Seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia". Jesús le contestó; "El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".

sábado, 1 de junio de 2013

2 de junio de 2013 - El Cuerpo y la Sangre de Cristo

Primera Lectura
Génesis: 14, 18-20
 
En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios altísimo, y bendijo a Abram, diciendo: "Bendito sea Abram de parte del Dios altísimo, creador de cielos y tierra; y bendito sea el Dios altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos".
 
Y Abram le dio el diezmo de todo lo que había rescatado.
 
Salmo Responsorial
Salmo 109
 
Tú eres sacerdote para siempre.
 
Esto ha dicho el Señor a mi Señor: "Siéntate a mi derecha; yo haré de tus contrarios el estrado donde pongas los pies". R/.
 
Extenderá el Señor desde Sión tu cetro poderoso y tú dominarás al enemigo. R/.
 
Es tuyo el señorío; el día en que naciste en los montes sagrados, te consagró el Señor antes del alba. R/.
 
Juró el Señor y no ha de retractarse: "Tú eres sacerdote para siempre, como Melquisedec". R/.
 
Segunda Lectura
1 Corintios: 11, 23-26
 
Cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor.
 
Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: Que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía".
 
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él".
 
Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.
 
Evangelio
Lucas: 9, 11-17
 
En aquel tiempo, Jesús habló del Reino de Dios a la multitud y curó a los enfermos.
 
Cuando caía la tarde, los doce apóstoles se acercaron a decirle: "Despide a la gente para que vayan a los pueblos y caseríos a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar solitario". Él les contestó: "Denles ustedes de comer". Pero ellos le replicaron: "No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente". Eran como cinco mil varones.
 
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta". Así lo hicieron, y todos se sentaron. Después Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos pescados, y levantando su mirada al cielo, pronunció sobre ellos una oración de acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente.
 
Comieron todos y se saciaron, y de lo que sobró se llenaron doce canastos.