domingo, 30 de agosto de 2009

30 de agosto de 2009 - Vigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Deuteronomio 4, 1-2. 6-8

 

En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: "Ahora, Israel, escucha los mandatos y preceptos que te enseño, para que los pongas en práctica y puedas así vivir y entrar a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de tus padres, te va a dar.

 

No añadirán nada ni quitarán nada a lo que les mando: Cumplan los mandamientos del Señor que yo les enseño, como me ordena el Señor, mi Dios. Guárdenlos y cúmplanlos porque ellos son la sabiduría y la prudencia de ustedes a los ojos de los pueblos. Cuando tengan noticias de todos estos preceptos, los pueblos se dirán: 'En verdad esta gran nación es un pueblo sabio y prudente'.

 

Porque, ¿cuál otra nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos como lo está nuestro Dios, siempre que lo invocamos? ¿Cuál es la gran nación cuyos mandatos y preceptos sean tan justos como toda esta ley que ahora les doy?"

 

Salmo Responsorial

Salmo 14

 

R. Quién será grato a tus ojos, Señor?

 

El hombre que procede honradamente

y obra con justicia;

el que es sincero en sus palabras

y con su lengua a nadie desprestigia.

 

R. Quién será grato a tus ojos, Señor?

 

Quien no hace mal al prójimo

ni difama al vecino;

quien no ve con aprecio a los malvados,

pero honra a quienes temen al Altísimo.

 

R. Quién será grato a tus ojos, Señor?

 

Quien presta sin usura

y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes,

ése será agradable a los ojos de Dios eternamente.

 

R. Quién será grato a tus ojos, Señor?

 

Segunda Lectura

Santiago 1, 17-18. 21-22. 27

 

Hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de lo alto, del creador de la luz, en quien no hay ni cambios ni sombras. Por su propia voluntad nos engendró por medio del Evangelio para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.

 

Acepten dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos. Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre, consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y en guardarse de este mundo corrompido.

 

Lectura del santo Evangelio

Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23

 

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén. Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y los escribas le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?" (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas).

 

Jesús les contestó:

 

"¡Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos! Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres".

 

Después, Jesús llamó a la gente y les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanme. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre".

domingo, 23 de agosto de 2009

23 de agosto de 2009 - Vigésimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Josué 24, 1-2. 15-17. 18

 

En aquellos días, Josué convocó en Siquem a todas las tribus de Israel y reunió a los ancianos, a los jueces, a los jefes y a los escribas. Cuando todos estuvieron en presencia del Señor, Josué le dijo al pueblo: "Si no les agrada servir al Señor, digan aquí y ahora a quién quieren servir:

 

¿a los dioses a los que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Eufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país ustedes habitan? En cuanto a mí toca, mi familia y yo serviremos al Señor".

 

El pueblo respondió: "Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses, porque el Señor es nuestro Dios; él fue quien nos sacó de la esclavitud de Egipto, el que hizo ante nosotros grandes prodigios, nos protegió por todo el camino que recorrimos y en los pueblos por donde pasamos. Así pues, también nosotros serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios".

 

Salmo Responsorial

Salmo 33

 

R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

 

Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo.

 

R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

 

Proclamemos la grandeza del Señor

y alabemos todos juntos su poder.

Cuando acudí al Señor,

me hizo caso y me libró de todos mis temores.

 

R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

 

Confía en el Señor y saltarás de gusto;

jamás te sentirás decepcionado,

porque el Señor escucha el clamor de los pobres

y los libra de todas sus angustias.

 

R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

 

Junto a aquellos que temen al Señor

el ángel del Señor acampa y los protege.

Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

Dichoso el hombre que se refugia en él.

 

R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

 

Segunda Lectura

Efesios 5, 21-32

 

Hermanos: Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo: que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, que es su cuerpo. Por tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres sean dóciles a sus maridos en todo.

 

Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada.

 

Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo.

 

Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa. Este es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

 

Lectura del santo Evangelio

Juan 6, 55. 60-69

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida". Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jesús dijeron: "Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?"

 

Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen".

 

(En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar).

 

Después añadió: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".

 

Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También ustedes quieren dejarme?" Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios".

jueves, 6 de agosto de 2009

9 de agosto de 2009 - Decimonoveno Domingo del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Reyes 19, 4-8

 

En aquellos tiempos, caminó Elías por el desierto un día entero y finalmente se sentó bajo un árbol de retama, sintió deseos de morir y dijo: "Basta ya, Señor. Quítame la vida, pues yo no valgo más que mis padres". Después se recostó y se quedó dormido. Pero un ángel del Señor llegó a despertarlo y le dijo:

 

"Levántate y come". Elías abrió los ojos y vio a su cabecera un pan cocido en las brasas y un jarro de agua. Después de comer y beber, se volvió a recostar y se durmió.

 

Por segunda vez, el ángel del Señor lo despertó y le dijo: "Levántate y come, porque aún te queda un largo camino". Se levantó Elías. Comió y bebió. Y con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.

 

Salmo Responsorial

Salmo 33

 

Haz la prueba

 

y verás qué bueno es el Señor.

 

Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo.

 

R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

 

Proclamemos la grandeza del Señor

y alabemos todos juntos su poder.

Cuando acudí al Señor,

me hizo caso y me libró de todos mis temores.

 

R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

 

Confía en el Señor y saltarás de gusto;

jamás te sentirás decepcionado,

porque el Señor escucha el clamor de los pobres

y los libra de todas sus angustias.

 

R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

 

Junto a aquellos que temen al Señor

el ángel del Señor acampa y los protege.

Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

Dichoso el hombre que se refugia en él.

 

R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

 

Segunda Lectura

Efesios 4, 30—5, 2

 

Hermanos: No le causen tristeza al Espíritu Santo, con el que Dios los ha marcado para el día de la liberación final. Destierren de ustedes la aspereza, la ira, la indignación, los insultos, la maledicencia y toda clase de maldad. Sean buenos y comprensivos, y perdónense los unos a los otros, como Dios los perdonó, por medio de Cristo.

 

Imiten, pues, a Dios como hijos queridos. Vivan amando como Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y víctima de fragancia agradable a Dios.

 

Lectura del santo Evangelio

Juan 6, 41-51

 

En aquel tiempo, los judíos murmuraban contra Jesús, porque había dicho: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo", y decían: "¿No es éste, Jesús, el hijo de José? ¿Acaso no conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo nos dice ahora que ha bajado del cielo?"

 

Jesús les respondió: "No murmuren. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.

 

Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida".